Se cree que la difusión de los batanes fue posterior a la de los molinos. La primera referencia que se tiene en España de los batanes es del siglo XII, unos documentos con fecha de 1160 sitúan dos batanes cerca de Gerona.
Los batanes se extendieron por España, siendo numerosos los existentes en Galicia y destacando la comunidad asturiana en la que, a mediados del siglo XVII, había cerca de 200. Hoy en día la mayoría de ellos se encuentran en estado ruinoso o incluso totalmente desaparecidos, siendo muy pocos los que se conservan y siempre destinados únicamente a museo.
Un ejemplo de batán-museo, en la provincia de A Coruña, está en la parroquia de Mezonzo en el ayuntamiento de Vilasantar. Se cree que fue construido por los monjes que habitaban el monasterio de Mezonzo, donde ahora se encuentra la iglesia parroquial que data del siglo XII. De ser cierta esta creencia popular, sería uno de los batanes más antiguos de España. Este batán estuvo en funcionamiento hasta el año 1954, momento en que se abandona hasta su restauración en el año 2001 pudiendo ser visitado en la actualidad por el público. Mientras estuvo en activo, el batán funcionaba desde el mes de febrero hasta junio. Durante el verano permanecía cerrado porque el río no tenía suficiente agua para su accionamiento y en el invierno no se podía utilizar porque era muy difícil el secado de las mantas.
Otro ejemplo de batán-museo se puede encontrar en la provincia de Huesca, concretamente se ubica en la localidad de Fiscal en la comarca del Sobrarbe. Se le conoce como el Batán de Lacort.
Aunque no tan conocido como el episodio de los molinos de viento, también en El Quijote aparecen los batanes.
miércoles, 15 de octubre de 2008
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